Tan bizarro que probablemente cualquier enjuague imaginativo lo convertiría en creible. Veteranos, cada uno en lo suyo. Las investigaciones complejas en un país simplificado por una parte y los pliegues dolorosos de una guerra insólita y vergonzosa por otro lado. De raíces o etnias y de lenguas o dialectos muy diferentes unieron sus ganas de seguir hace más de tres décadas en un cruce casual en la San Francisco de Carter: nadie los separó. Hoy viven mansos y tranquilos el otoño de sus días quizás con alguna flor que anima a interrumpir un invierno inevitable.
Casi casi como la Argentongo del 3.333...
ResponderBorrarNo sè si mansos
ResponderBorrarNo sè si tranquilos.
Ese es un estigma que vive aùn
merced a casi todos.
Aplaudo y sigo leyèndote.