Nunca solía confesarme estas cosas, pero evidentemente la cuestión lo superaba; retraido, muy medido en sus palabras esta vez rompió el silencio superando los límites de su paciencia. De tan tonta que resultaba la situación, el tipo no sabía cómo resolver y dar por concluido el tema sin ser grosero. Por momentos se sentía ridículo procurando dar solución a un problema que no existía como tal. Cómo arribar a un desenlace maduro frente a un cúmulo de estupideces carentes de sentido surgidas de la mente desocupada de alguien con quien nunca había dado más trato que un intercambio de palabras, ni siquiera orales sino escritas. Y entonces ensayó una respuesta, tomándose de palabras de otro, porque las suyas parecían carecer de solvencia. Así fue que transcribió un par de estrofas de una canción y como seguramente ignoraba su ritmo, prefirió servirse de las herramientas que da la tecnología y subió el vídeo que a continuación se puede ver y que trata de pintar de cuerpo entero alguna respuesta a su delirio.
Yo no quise lastimarte,
solamente te dije que no,
no estarás acostumbrada
a sentirte rechazada
ok, perdón fue sin querer.
Yo no quise caminarte,
y llegó el momento de correr,
hay que salvar el alma,
pero con calma vas a poder.