Y entonces respiro otro aire gris, seco y aún más turbio que mi conciencia; me conformo con eso pero sigo inquieto y desmedido. Degusto inconsciente y lo aspiro bastante, denso, espeso y espinoso, agrietado como para sentir el chirrido de mi sangre gélida y sucia cuando en su carrera alocada surca las sendas entre pliegos y codos de mi todo; hasta donde pueda llegará: cada vez más cerca de mí. Y cuando todo eso dejo, expiro, exhalo y sudo sin piedad las marcas del fuego desmoronando paredes de ardor. Mana y bulle, fluye pero no coagula. Todos estuvieron.
(para los que asocian ideas, les comento que esto fue escrito bajo los efectos de un Sugus masticable sabor menta y después de un alfajor Bagley Brownie previo una siesta de 54 minutos)