Quique me conoce desde hace años y creo que ya debe estar por jubilarse. Él supuso que pasaba como todos los viernes por el departamento de mi nuera, por eso me advirtió que estábamos al llegar.
“Quiere que le diga, oficial: mi idea era llegar hasta acá antes de que cambiara el turno. No tengo mucho afecto por el agente Capiello”. Recuerdo las veces que tuve que discutir con él por su mala redacción y por la pésima ortografía con que se abocaba a escribir las cuatro míseras palabras que debía completar en ese bendito certificado de supervivencia que me pide la caja de jubilaciones para poder cobrar.
“Con todo respecto, oficial .... me dijo su nombre?, de ninguna manera es mi intención quitarle profesionalismo a sus tareas y con el sólo afán de facilitarle su labor traje mi libreta cívica con una fotocopia, el último recibo de cobro, un par de fotos de mi nietito solo y otra muy actual en la que estamos juntos en su cumpleaños, que fue el mes pasado. También para evitar barullo le traje un juego de llaves completo. En la mesada cocina está la cafetera eléctrica encendida y los pocillos a mano: tengo azúcar refinada; esta tarde horneé unos escones, fíjese están tapaditos con un repasador naranja y sería de agrado saber que les gustaron. El baño está limpio, puse el juego de toallas que gané hace mucho con mi Libretón: le recomiendo la tabla del inodoro. En mi habitación, la cama está tendida y a Luisito lo dejé envuelto prolijamente en un par de bolsas de consorcio negras y una frazada escocesa. Nunca me permití que se resfriara en casa. Mi nuera es insoportable!”.
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estos que se creen con derecho a opinar ...