lunes, 10 de septiembre de 2007

Estoy insoportablemente ROSARINO hasta los huevos (jajaja)

Me volví de la Capital Nacional de la Potra (NegroFontanarrosaSIC) con sobredosis de rosarinismo. Para eso bastó aspirar una bocanda de este aire húmedo, caliente e insoportable que emana un día cualquiera de agosto inviertino: en este caso el sábado pasado a las 5 de la mañana. Fue cuando el transbordador Vidal-01 se posó en pleno centro y me abrió las compuertas al infierno. AerlArg quiso que mi presencia en el Pago de los Arroyos no se prolongara por más de 37 horas, por lo que partí de vuelta al Oeste en la diligencia de las 6 de la tarde. Fue así que me inyecté una sobredosis de My Rosary: My fair Ros. Transpiré bien y con gusto la remera, la camisa, el slip, las zapatillas y todo esa mierda que uno supura con estos calores invernales. Mucha gente por todos lados. Mucha más que siempre, o soy yo???.
Rosario es el Parque Independencia
un silencio que huele a poesía en el Rosedal
es el gris del cemento que arrulla un río somnoliento
que despierta al llegar un domingo de Ñuls y Central.

Rosario es de mercurio en la avenida
es un viento a peina palmeras en el Boulevard
y en el centro es la mesa de un bar que añora el poeta
cuya vuelo se estrella a menudo en un cielo industrial.

Rosario es mi infancia y mis amigos
mis viejos cantando a dúo alguna canción
mi primer cigarrillo intentando sentirme más hombre
para ver si lograba impactar a mi primer amor.

Rosario es el colegio y las rabonas
una cita en aquel Sol de Mayo en función matinee
es el ciego Manuel delirando en un mundo de plástico
con la magia que sus ballenitas suelen poseer.
Rosario es un tango en cada esquina un farol mortecino
en la entrada de algún varieté
con alguna mujer que en las noches vende su vergüenza
porque todos por nada o por todo matamos su fe.

Rosario es el anochecer de un barrio un mendigo que cuenta estrellas desde algún umbral
el compás de un tambor que siempre sonará en mi alma
donde el Topo Carbone jamás dejará de golpear.

Rosario es el afán de unos señores
que eliminan cualquier insolencia que la haga crecer
la moral que te pone tus vendas en ronda nocturna
quizás porque la luz de la luna puede enceguecer.

Rosario es el arte y su condena
cuando sabe que la indiferencia lo va a perseguir
y como tantas mis manos se hartaron de golpear las puertas
y por no derribarme con ellas me tuve que ir.

Rosario es ese invierno en que partimos,
mi mujer, nuestros miedos, la vida, la música y yo
y un dolor que crecía a medida que el tren se alejaba
y unos ojos de almendra tratando de darme valor.

Pero algo mío se quedó en sus calles hay un duende
que en las madrugadas canta con mi voz
y cruzando Echesortu aquel sueño de mi adolescencia
que atrapó la leyenda de Pablo el Enterrador. La pucha que es difícil la nostalgia
pero es bueno si puede ayudarte a intentar ser feliz
y es tanta la gente y las cosas que uno siente que ama
que no existe tiempo ni distancias para estar aquí.

Y así fue, que la paciencia de Floresta me enseñó a ver a través del corazón
y me dio un balcón para inventarme un cielo
y ahí estás Rosario, sos el sol Rosario,
porque aún pudiendo abrazarte, te siento igual.
(LALO DE LOS SANTOS)

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